Crónica de la cuarta noche de las Veladas Cucas (Esther Segura)

    Eran casi las nueve de la noche de un sábado caluroso cuando Navahermosa formó con su voz una serie de sonidos melodiosos, variados, seguidos por una composición musical de pequeños y grandes.

    Familias al compás, amistades viejas renovadas, encuentros intergeneracionales, viandas compartidas, tiempos gozados en comunidad uniformada de azul cielo.

    Coros cantan al estribillo "mi gran noche" de Raphael, sin preocupación alguna porque "a quien le importa" de Alaska suena en el Karaoke,  ya  sólo  nos atañe la esencia de esta  Velada Cuca, y así "volare" de los Gipsy King se eleva  hasta el risco más alto.

    "Antes yo he oído decir -dijo don Quijote- que quien canta, sus males espanta"; acá es al revés -dijo el galeote- que quien canta una vez ... es seguro que volverán los ritmos acompasados a tomar las calles de Navahermosa.

    Pasamos la noche cantando, dándonos compañía, Navahermosa como epicentro de la música en directo, no queda duda: resistiremos "para seguir viviendo".

    Así, risas, palmas y bailes nos llevaron a los fandangos de Marí Carmen y Rafa. Olé por ellos. Ahora es el turno de Josefa entonando "que aquello que reluce entre la jara y el sol, entre la jara y el sol y la aldea de Galaroza que más bella que una flor (...) que más bella que una flor tiene jardines con flores y balcones con geranios y una Virgen muy bonita que se llama del Rosario".

    Todas la mujeres y los hombres de la más hermosa de las navas en una sola voz "que es más bella que un clavel para qué voy a decirle lo que siento por mi aldea, sólo lo pueden decir los que hayan nacido en ella". La madrugá de un sábado caluroso todas las personas nos sentimos nacidas aquí. Gracias a todas.

ESTHER SEGURA